La música en Brasil se ha desarrolado en dos frentes diferenciados, por una parte, la tradición escrita, de origen europeo, también llamada “erudita” o de “concierto”, y la tradición no escrita, combinación de las músicas europeas, indígenas y africanas, correspondiendo a las múltiples formas de la música popular. Ambas presentan personalidad propia, y en algunos momentos se entrelazan. En Brasil esos encuentros entre lo popular y lo erudito tienen, sin embargo, una importancia específica, ya que en ellos se encuentra, sin duda, la marca genuina de la producción musical brasileña.
Ana Moura (n. Santarém, 1979), fadista portuguesa.
Ana nació en Santarem, la bulliciosa capital de la provincia de Ribatejo, la región central de Portugal en las márgenes del río Tajo, al noreste de Lisboa. La ciudad de medio millón de habitantes es también una de las ciudades con más historia en Portugal - un lugar ideal para desarrollar un gusto por el fado. "He cantado fado desde que era pequeña, ya que crecí escuchándolo en casa", recuerda Ana de sus primeros años de vida. "Mis padres lo cantaban bien, y en reuniones familiares cantábamos todos". Al igual que otros jóvenes de otras partes del mundo, Ana pronto desarrolló también un gusto por otros estilos musicales. Sin embargo, la tentación de cantar fado nunca se desvaneció.
Guarda-me a vida na mão
Guarda-me os olhos nos teus
Dentro desta solidão
Nem há presença de Deus
Como a queda dum sorriso
Pelo canto triste da boca
Neste vazio impreciso
Só a loucura me toca
Esperei por ti todas as horas
Frágil sombra olhando o cais
Mas mais triste que as demoras
É saber que não vens mais