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Nelson nació con el tamaño de un bebé normal, sin ninguna singularidad física aparente, aunque luego se le descubriera una especial limitación física llamada “displasia espoôndilo-epifisária, comúnmente conocidad como enanismo. En la actualidad la estatura de Nelson es de 1,12 m.
Hizo su primera aparición a los 14 años en la Tele Itacolomi, en Belo Horizonte, Minas Gerais, de su natural Brasil, comenzando así su afamada carrera. A los 16 años la mencionada televisora le ofreció ser el principal conductor en un programa que se llamó: "Gente, el tamaño no importa". Ganó el concurso "Un cantante por un millón" y, cuando menos se esperaba, apareció en Sao Paulo para presentarse en la "Discoteca la Chacrinha". En la década de 1960 comenzó a presentarse y grabar discos, inclusive en los países de América Latina, donde actualmente es muy popular. Con un repertorio ligado a la música romántica, sus shows atraen multitudes en estadios y teatros. Como compositor, algunas de sus canciones han sido grabadas por Moacyr Franco, Antônio Marcos, Agnaldo Timóteo, Ismael Miranda, Matt Monroe, entre otros. Su primer LP contenía solo 2 canciones "No Sabia Que Estabas Tan Linda" y "Preludio A La Vuelta", grabado en 1960, las cuales se convertirían en grandes sucesos años más tarde.
Al preso número nueve
Ya lo van a confesar
Está rezando en la celda
Con el cura del penal
Porque antes de amanecer
La vida le han de quitar
Porque mató a su mujer
Y a un amigo desleal
Dice así al confesor
Los maté, sí, señor
Y si vuelvo a nacer
Yo los vuelvo a matar
Padre, no me arrepiento
Ni me da miedo la eternidad
Yo sé que allá en el cielo
El ser supremo me ha de juzgar
Voy a seguir sus pasos
Voy a buscarlos al más allá
Ay, ay, ay, ay
El preso número nueve
Era un hombre muy cabal
Iba a la noche del duelo
Muy contento a su jacal
Pero al mirar a su amor
En brazos de su rival
Sintió en su pecho el rencor
Y no se pudo aguantar
Al sonar el clarín
Se formó el pelotón
Y rumbo al paredón
Se oyó al preso decir
Padre, no me arrepiento
Ni me da miedo la eternidad
Yo sé que allá en el cielo
El ser supremo me ha de juzgar
Voy a seguir sus pasos
Voy a buscarlos al más allá
Ay, ay, ay, ay